3/20/2012

Concentración, consciencia del presente, creatividad, flexibilidad, agilidad mental, interés por descubrir y aprender, mejorar las relaciones de amor y comprensión con sus maestros y compañeros.
Ésos son los principales beneficios que desarrollan los niños con la práctica del yoga en el salón de clases, una nueva tendencia que poco a poco se abrirá caminos en la educación marabina.

Las psicólogas zulianas e instructoras de yoga infantil, Daniela Méndez y Rosario Espina, han organizado un programa que busca entrenar a los docentes en el manejo de estrategias basadas en la filosofía del yoga e integrarlas a las demás herramientas pedagógicas para influir positivamente en el desarrollo de los estudiantes.“Con el yoga el proceso de aprendizaje será fluido (...) Se ha comprobado que al estar más tranquilo y entusiasmado con lo que hace mostrará su rendimiento de un modo más exitoso, y eso se verá en sus exámenes, trabajos, dibujos y proyectos. Será un chico excelente y creativo, sin buscarlo a través de la competitividad”, explica Méndez.

Las especialistas consideran que el niño puede ser estresado por diferentes factores en la escuela. Algunos de ellos son el deber de cumplir con la entrega a tiempo de todas las asignaciones del maestro, la exigencia de ser el mejor de la clase con la máxima puntuación o las relaciones sociales con otros niños.“El yoga los ayudará a salir mejor de acuerdo a sus potencialidades.

 El alumno quiere ser querido y aceptado, pero otros compañeros pueden buscar diferencias para excluir o burlarse. Es allí donde ayuda el yoga en el aula abordando valores. Debe entenderse a los niños como la integración del cuerpo, la mente y el corazón, y que el valor de lo que son está en su esencia y no en el físico”, resalta Méndez.

La psicóloga Rosario Espina aclara que la dinámica del yoga infantil se diferencia de los adultos porque es menos estricta, ofrece libertad a y respeta el ritmo de la edad.Resalta además que la alternabilidad de las asanas (posturas) en relación con las figuras de animales fomenta la creatividad, dibujar mandalas y ejercitar la respiración trabaja la concentración, y al cantar los niños pierden la timidez y encuentran paz.“A los niños no se les olvida algo cuando lo aprenden divirtiéndose. En este caso lo harán a través del órgano más grande que tienen, que es su piel”, afirma la instructora.

Sobre el tiempo adecuado para realizar yoga en el salón de clases, Daniela Méndez indica que “la maestra del aula determinará cuánto es necesario. Se puede hacer en cinco, 10 ó 30 minutos. Se distribuiría de acuerdo a la edad o al horario de la institución, pero la idea es que se integren las estrategias en la dinámica diaria”.

Diferentes centros de educación inicial de Maracaibo se han animado y les han pedido a las especialistas impartir talleres a su personal docente para capacitarlos en técnicas yóguicas, otros las han invitado para hacerles pasar un rato distinto y alegre.Los primeros pasos se han dado en los CEI de Girasol de Giraluna, Les minous de mamie (donde se practica yoga desde hace dos años y medio los días de educación física), Ramón García García Tacos de Colores y en la escuela de educación especial Fundación Huellas y en el CEI Loma Linda.Trina Enciso, madre de Santiago Gómez, de cinco años, se siente contenta y complacida de que su hijo practique yoga desde hace un año. “Utilizo la respiración del yoga para relajarlo. Le digo ‘respira, acuérdate cómo haces en el yoga con la profesora Daniela. Le encanta ir a sus clases, hace posturas de acuerdo a su edad y muchas veces lo ponen a dibujar. Aprende sobre la naturaleza y su creatividad aumenta”, precisa.

La instructora Daniela Méndez cree necesario impulsar una campaña de sensibilización para acabar con la desinformación sobre el yoga. 
Rosario Espina concluye desde su perspectiva que “si nosotros hemos aceptado en algún momento la gimnasia o el fútbol, yo no veo problemas en que podamos aceptar esta estrategia que trae tantos beneficios, y tampoco es una competencia que pueda hacer sentir a algunos bien u a otros mal, porque unos ganan y otros pierden. El yoga no trae ese discurso”.

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