La semana pasada las profes de infantil me comentaron la posibilidad de hacer un taller de quesos con l@s peques. Hablaríamos de los diferentes tipos y los probaríamos. Genial! Que buena idea.
Hablé con mi quesero favorito y Sergio me preparó una selección de quesos con sabores de distinta intensidad, siempre respetando que no fueran muy potentes para el paladar de nuestro protagonistas.
Bien. Ya tenía los quesos. El siguiente paso fue preparar información adaptada a la edad de nuestr@s niñ@s. Origen del queso, elaboración y diferentes tipos de queso según leche y maduración...bla, bla, bla.
Pues con todo preparado y un minidiscurso para el minitaller de quesos, sentamos a l@s participantes y pusimos los diferentes quesos en la mesa.
Y poco más puedo contaros. Hablamos algo sobre la leche de que animales se usa para el queso, Xana nos contó como había ordeñado a una vaca, Ismael nos hizo saber que el queso se aprieta y se mete al horno (como le oiga su padre...) y poco más. Nos lanzamos a probarlos que era lo que realmente parecía interesarles.
La parte teórica no puedo decir que haya sido un éxito, ¡aunque tenía incluso una anécdota de como se suponía que había surgido el primer queso!... que se quedó en el tintero porque las voces de: “Yo quiero probar el blandito”, “pues yo el seco”, “pues a mi no me gusta el queso” acabaron con mis intentos....
De camino a casa, Ismael me sugirió que la próxima vez, quizá sea mejor que primero de la explicación y luego saque los quesos.
¿Como no se me habrá ocurrido antes?...
Bueno, lo importante es que tod@s disfrutamos de un buen rato en torno a la mesa.
Gracias como siempre a las profes, por darme la oportunidad y porque no hay mejor manera de aprender, que probando.
Ana, mamá de Ismael, de infantil
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